¿Qué es la insolvencia?

La Real Academia de la Lengua Española define la insolvencia como, “falta de solvencia, incapacidad para pagar una deuda”.

Por ello podemos definir la insolvencia como la imposibilidad de un particular o empresa de afrontar el pago de sus deudas. De esta forma, esta persona o empresa se encuentra con un grave problema, ya que tiene deudas pero no puede pagarlas al no disponer de liquidez ni tampoco de patrimonio con el que responder. 

La insolvencia puede ser:

  • Actual, esto es, cuando la persona o la empresa presenta impagos y no puede afrontar sus deudas
  • Inminente, esto es, cuando la persona física o la empresa advierte que no podrá cumplir con sus obligaciones de pago en el futuro.

En este difícil escenario en el que la persona física o la persona jurídica no puede atender a sus deudas porque sus ingresos son inferiores a sus gastos, una de las vías que va a poder considerar para hacer frente a la situación es la de declararse insolvente si cumple con los requisitos establecidos por la ley.

Cómo declararse insolvente

Toda empresa y persona física puede declararse insolvente siempre y cuando acredite que no puede pagar sus gastos y sus deudas, pudiendo solicitarla el propio deudor o cualquiera de sus acreedores.

Para ello, la empresa o persona física, si es ella como deudora quien solicita la declaración de insolvencia, o bien el acreedor si es éste quien efectúa la solicitud, deberá recabar la documentación que justifique que está en bancarrota:

  • Documentación relativa a sus deudas y sus gastos por un lado
  • Los ingresos y patrimonio por otro

Por tanto, el requisito fundamental para declararse insolvente es demostrar que no puede pagar sus deudas, es decir, que es realmente insolvente.

Por su parte, los autónomos y personas físicas pueden acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad para cancelar sus deudas, mientras que las empresas tendrán que solicitar el concurso de acreedores.

Para que una persona o empresa pueda declararse insolvente y solicitar la Ley de la Segunda Oportunidad debe cumplir ciertos requisitos:

  • Que la imposibilidad de hacer frente a las deudas y gastos sea irreversible
  • Haber tratado de abonar las deudas
  • Que la deuda no sea con la Administración Pública
  • Haber incumplido la obligación de pago de más de dos deudas en un período de noventa días y a favor de dos o más acreedores
  • Que las deudas no sean superiores a cinco millones de euros
  • No haber sido condenado en un concurso de acreedores, ni tampoco condenado por un delito de económico o laboral
  • No presentar antecedentes penales
  • No haber solicitado la Ley de la Segunda Oportunidad en los diez últimos años
  • Acreditar judicialmente la imposibilidad de pagar las deudas

Por su parte, en el concurso de acreedores, el único requisito tanto si lo solicita el propio deudor como si lo hace cualquier acreedor, es justificar el endeudamiento y el estado de insolvencia, indicando expresamente si la insolvencia es actual o inminente.

¿Qué pasa si te declaras insolvente?

Cuando una persona o empresa se encuentra en quiebra económica y cumple los requisitos para declararse insolvente, la persona o empresa deudora en primer lugar negociará con los acreedores, esto es, deberá contactar con los acreedores para tratar de saldar las deudas a través de los acuerdos de pagos que propondrá. Esta es la fase extrajudicial en la que la persona o empresa en crisis económica y que además es irreversible, trata de reducir la deuda para así cancelarla pagando a los acreedores las cantidades que acuerden.

De no alcanzar un acuerdo con los acreedores, se iniciará una segunda fase, la judicial; este es el momento en el debe acreditarse ante el tribunal que la situación de insolvencia es real, es decir, que la persona o empresa no puede pagar sus deudas.

Si la persona o empresa deudora para la que se solicita la declaración de insolvencia cumple los requisitos para ello, elimina la totalidad de la deuda y desaparece del registro de morosos.

Alternativas a la declaración de insolvencia

Existen dos alternativas a la declaración de insolvencia: la búsqueda de financiación alternativa y la reestructuración de la deuda.

  • Búsqueda de financiación alternativa: la forma más conocida para obtener liquidez para los particulares y las empresas es la bancaria. Pero no es la única. En los últimos años han surgido diversas entidades que se dedican a prestar dinero, por ejemplo, las plataformas de Fintech: la información y la gestión para la obtención de financiación se realiza principalmente de manera digital y online; a través de ellas se pueden obtener préstamos sin necesidad de garantía, eso sí, previa evaluación del que presta el dinero. De esta forma se evitan los costes derivados de la intermediación bancaria. A través de las Sociedades de Garantía Recíproca las PYMES son avaladas por éstas, permitiéndoles el acceso a créditos y préstamos de entidades financieras; son entidades financieras sin ánimo de lucro.
  • Reestructuración de la deuda: consiste en renegociar con los acreedores para conseguir unas nuevas condiciones de pago, es decir, se trata de sustituir la deuda existente por una nueva con el fin de obtener condiciones más favorables. Si nos encontramos en una situación de crisis económica, la reestructuración de la deuda nos va a permitir por ejemplo extender el período de pagos, adaptando de esta forma las deudas existentes a nuestra capacidad de pago.

Seamos un particular o una empresa, la situación de insolvencia económica podemos advertirla desde mucho antes de que entre en nuestra casa o en nuestro negocio, pero no resulta extraño que con la esperanza de que mejoren las cosas y con ello nuestra situación financiera, finalmente nos encontremos con un panorama de crisis económica que no podemos controlar. No hay que culparse por ello, es el momento de buscar el asesoramiento de un profesional que trate nuestro caso de forma personalizada para estudiar la estrategia idónea que debe adoptarse, la ejecute y nos represente y acompañe en el proceso que aunque no será un camino fácil, contar con el profesional financiero adecuado nos da acceso a una nueva oportunidad, a empezar de nuevo.

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